Coma para ganar


Dice la Porota:
Me detengo y me fijo en las publicidades de los productos light. Noto que las mujeres bailan. En medio de la ciudad ellas se meten la cuchara en la boca, cierran los ojos, sonríen y mueven su cuerpo al son. Al verde son de las bajas calorías. Según lo que entiendo, entonces, hacer dieta puede ser fácil, puede ser placentero, puede ser cotidiano. Pero hay más, porque en este embrollo incierto, lo light necesariamente está ligado a lo saludable.
Es extraño:
Quiero sernaturalsentirmeplenahidratarmedesintoxicarmenergizarmexfoliarme.
Pero en lugar de comer una manzana, recurro a la mediación de la mediación de la mediación: una mezcla viscosa e insípida, un cóctel de dudosos productos de laboratorio contenidos en un envase plástico, en cuya presentación última lo que veo es la imagen de esa manzana, pero más luminosa, más tentadora en su locus amoenus, más portadora de maravillas. Ser. La duda de Hamlet convertida en un postre light, en una industria incesante que liga la silueta de la mujer con su esencia misma. Una poderosa maquinaria que afirma su frescura mientras embucha, cucharada tras cucharada, lo artificial, lo simulado, llevado a su máxima expresión.

Dice la Tota:


Tengo la boca llena de hambre. Sin embargo mi cuerpo está demasiado pesado para seguir engullendo. He aumentado varios kilos en los últimos días. No soporto lo nítido de la existencia: mis rollos se confunden con el sillón donde estoy encajada. La señora que me ayudaba se fue hace miles de postres. Ahora pido todo por teléfono. Creo que soy el primer caso, en esta ciudad de esqueletos vengativos, que se ha fijado un objetivo tan grasiento. Quiero estallar. Mi cuerpo es mi discurso. Espero que alguien me entienda.

Fernanda García Lao, Muerta de hambre, Buenos Aires, El Cuenco de Plata, 2005.



Nos afanamos en alcanzar metas, esa es la metáfora espacial que más nos han enseñado. Es curioso como incluso se han generado lugares archi-comunes alredor de esto devenidos en libros, películas, cursos…. Tautológicamente repiten que si uno quiere mucho algo solo tiene que quererlo mucho más, poner todo su esfuerzo para conseguirlo.
Una vez entró a la oficina en la que trabajo un señor cuasi ciego, con olor a café y con una dentadura cetrina, impresentable. Cordial y complaciente para con todo, tanto que parecía que todo le resultaba lo mismo (decir lo mismo, a todos lo mismo) –porque en realidad se trata de eso: de que les chupa todo un huevo–, era supuestamente un asesor de algo así como “procesos” o “comunicaciones” o creo que se dijo en un momento esa típica estúpida palabra que viene de la mano con la nada: “gestión”.
En fin, el fulanito se reunía con los diferentes integrantes del staff, escuchaba lo que este decía acerca de a cuál “proceso” dedicaba su jornada laboral, en realidad, operías devenidas inevitablemente de poner en palabras lo que uno hace una y otra vez todos los días sin haber sabido nunca bien para qué. La reunión acababa entonces con la voz disoluta del sensei que sentenciaba cual dómine del Perogrullo como verdad acalladora, revelación profética, proposiciones tales como: “siempre hay que tener en cuenta de antemano qué me propongo comunicar y a quién, tengo que saber qué me propongo, mi objetivo, mi meta”. Claro, el topo suponía con esto un acto de ofrecimiento: él estaba entregando un consejo, pero esos consejos por los que se cobran.
Pensaba en esto mientras me propongo hacer dieta, tomando esto como un proceso, tomando esto como el proceso que debo hacer para alcanzar mi meta que es, al final de la gestión, bajar un par de kilos que, no sé bien por qué, no permiten que actúe en mis diferentes esferas de forma óptima. Creo que me molesta el hecho de que haya gente para la cual la comida no sea más que un acompañamiento natural de su vida y no haya representado nunca algo en qué reparar.
No acudí a ningún psicólogo, ni siquiera a los llamados curiosamente “sistémicos”, mucho menos a esos médicos de lo diet –creo que se autoproclaman “nutricionistas”–, sino que simplemente me dije lo que tenía que hacer y con fuerza performativa ese autodiscurso se convirtió en acción. Comí y bebí menos, mucho menos y bajé dos kilos en una semana.
Entiendo que alcancé mi meta pero comprendí a la vez cuán equivocados están los discursos de la obviedad de la autoayuda cuando plantean con palabras remachadas la verdad que otros quieren pero no pueden decirse a sí mismos; como si pudiera resultar, como si pudiera aquietar la ansiedad. En el devenir de la acción, en el esfuerzo hecho rutina, en el sacrificio convertido en disciplina, en la conciencia y evidencia de los hechos, cuando uno ya pierde nociones del origen del proceso y el cambio ha pasado a ser ordinario, allí, precisamente allí, uno comienza a entender.
Y así entiende uno también la frase los pingos solo se ven en la cancha, porque solo la acción es reveladora de verdad, de sentido. La clave no está en el resultado, la clave está en la satisfacción de no ser discursivos y viciosos, de poder hacer al tiempo que decir, es decir, en el placer de convertirnos, o ser por un rato al menos, seres coherentes.
Me tienta un galletita como nada, como nada nunca antes.


Dice The Great Tot:
Esbeltitud o gordez. ¿Esa es la cuestión?
La obsesión de la humanidad, específicamente del género femenino, por lucir una figura esbelta es algo relativamente moderno. Si nos remontamos a siglos anteriores podemos ver que el ideal de mujer tendía a lo rechoncho o regordete, era lo que hoy se catalogaría como “tanque”, “morsa”, “ballenato”, “bolsa de pedos” o “gorda lechona” (gracias Sr. Disi por tanta sabiduría). Como prueba de esto basta con ver los trabajos de los más renombrados artistas pictóricos de la época barroca o del renacimiento tales como… eeeehh… Miguel “el ángel”, ése del código Da Vinci o cualquier otra de las tortugas ninja.
De hecho, la esbeltez era relacionada a la enfermedad o a la carencia de buena salud. Entonces la ley pseudo-matemática sería así: el nivel de gordura es directamente proporcional al nivel de salud. Lamentablemente desde el siglo XX para acá unos cuantos hijos de puta que se autodenominan “científicos” y se apoyan en una disciplina pagana llamada “ciencia”, advirtieron al mundo que si sos gordo te cagas muriendo ya sea por el colesterol que tapona arterias, la diabetes, etc.
Retomando la primera frase de este texto, las más obsesionadas con su silueta son las mujeres. Hacen miles de dietas pedorras (de la luna, del tomate, del enema, etc) que nunca funcionan a largo plazo y terminan engordando todo lo que habían adelgazado y unos kilos más. Los hombres no tenemos ese problema ya que una linda buzarda cervecera es como la barba, viene genéticamente atribuida a las características que nos hacen hombres, es más (¡¡¡CUIDADO!!! Se viene una máxima de GREAT TOT, si sos impresionable no sigas leyendo), si sos un hombre de más de 30 años y no tenés panza, sos puto.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Los primeros obsesionados con los kilos de las minas son los hombres. Las mujeres sólo hacen caso. Los productos light, dietéticos, sanos, orgánicos, ecológicos, fibrosos (para ir a cagar), son un gran timo. Los espejos, una farsa. Los que no tienen para comer, unos pobres muertos de hambre. Los que comen y vomitan, unos glotones. ¿A quién quiero seducir haciendo dieta? ¿A mí? ¿Para qué?, al pedo. ¿A otro? ¿Y se merece ese otro u otra que me mate de hambre, gaste mi sueldo de mierda en productos menos eficaces que que las pulseritas Power Balance?

Marto, en un día de furia.

pd: sigo porque me sigue la furia, y se ve que me está dando alcance: toda esta mierda es la misma de siempre. Los indios de todo el planeta están acribillados por tatuajes, incisiones, heridas y otras marcas horripilantes, casi tanto como nuestras imágenes fotoyopeadas que venden esos productos de mierda.

Bueno, cierro el grifo de mi propia basura con un comentario acerca de las imágenes: uno de mis amores no tan secretos es la venus de Boticcelli (la del "nacimiento..."). Repite misma modelo en varias pinturas (algunos dicen que tenían algo entre manos). Dicho lo dicho, dejo un cordial saludo.

Anónimo dijo...

Che, a ver cuando postean algo nuevo porque habian arrancado muy bien y con el correr de los posts se fueron achotando, encima hace varios meses que no suben nada.