El libro de las caras: divagando sobre el fenómeno facebook


Dice The Great Tot:

Otra de las modernosas modas actuales (sé que la palabra “modernosas” no existe pero es mi blog, o al menos un 33.33% de él es mío, y entonces escribo lo que quiero) que fanatiza al piberío es FACEBOOK (se pronuncia “FÉISBUC” y quiere decir “CARA-LIBRO”). ¿Pero qué corno es Facebook? Aparentemente es una de esas redes sociales que tanto se nombran en los medios. ¿Para qué sirve? Sirve para que los usuarios se conecten entre sí, vía Internet (si no tiene que ver con Internet la purretez no lo registra) y suban sus fotos y charlen y bla, bla, bla.
¿Quiénes lo usan? Gente al pedo que, por lo general, son jóvenes que no tienen otra cosa que hacer que estar todo el día en Internet o sacándose fotos. Tengo una teoría, una máxima, FACEBOOK es para minitas y para flacos menores de 25 años. Si eres parte del género masculino, tienes más de 25 años y eres usuario de Facebook… hay algo en ti que anda mal.
¿Para qué sirve realmente? Para subir miles de fotos pelotudas que retratan los más variopintos protagonistas y escenarios: vacaciones en Claromecó, auto-fotos en boliches, hijos (“mis soles”), mascotas (“mis hijos”), parejas, etc. También sirve para que esas personas que con tanto trabajo lograste borrar de tu vida, te vuelvan a encontrar y te inviten a una reunión de egresados y te muestren sus miles de fotos pelotudas.
¿Qué es realmente Facebook? Otra moda pedorra que regirá las vidas de todos los monguis internautas por los próximos… ¿años? No, ni a palos ya apareció su sucesor: TWITTER.


Dice La Porota:
Analicemos lo siguiente: cualquier persona medianamente famosa abre la puerta, camina cuatro cuadras, compra el diario, se ata el cordón del zapato, entra a un bar y se sienta. Se cruza con… mil personas, cien personas, no importa: esos individuos que lo han visto pasar registran el segundo exacto en que fueron testigos de su recorrido, y cada uno se apurará en relatar el encuentro imperceptible, el instante en el que ha podido ver a esa persona dando un paso, atándose un cordón, sentándose a una mesa, respirando. Esto implica ser alguien público: la transformación de cada segundo de cotidianeidad en una experiencia de valor para otro; la magnificación de lo banal, pasado por la fotografía curiosa y acechante de miles de ojos; la multiplicación desbocada de relatos mínimos que se derraman sin control y desde infinitos puntos de mira. Es así. Todos recordamos fielmente el instante en que vimos a un famoso haciendo la nada misma. Todavía me acuerdo de Tognetti comprando aspirinas en Farmacity. Todavía me acuerdo de Tato Bores bajando por la escalera mecánica del Alto Palermo.
A lo mejor, como contrapartida de tantos relatos insignificantes, las figuras públicas se instalan, de forma sistemática, en otro tipo de soporte. Revistas de chimentos, programas especiales, aparecen como máquinas regeneradoras del mito, como portadoras de una voz que tapa las otras vocecitas y devuelve a las estrellas a su estandarte. Para las personas públicas, facebook (cara, libro, libro de caras) ya existía, hace tiempo. Pienso en las casualidades, pienso en la revista Caras. La meticulosa puesta en escena de ciertas vidas para ser escrutada por miles de ojos anónimos. El despliegue, el recorte cuidadoso de lo que realmente importa que el otro vea, la silenciosa exposición de imágenes, a simple vista estáticas, pero que, por supuesto, mueven los labios, susurran y desparraman la brillantina del éxito, los laureles de la suficiencia.
Pienso en facebook, y en millones de anónimos desquitándose del anonimato, apurándose en elegir momentos privilegiados para armar una narración mediática de sus vidas, una historieta dibujada cuidadosamente para que otros la lean. La excusa parece estar en un supuesto compartir, pero esa exposición excede y multiplica el motivo: lo propio (que podría mostrarse al entorno de uno sin necesidad de facebook) se abandona, se arroja al vacío, a la caída vertiginosa en los ojos de quién sabe, a una puesta en abismo incontrolable.
Hace poco escuché: “Vamos a sacar fotos en la playa para subirlas a facebook”. No fue “y las subimos” sino “para subirlas”. No un gesto posterior, sino lo que le daba sentido a la experiencia. No sé, pero cada vez son más los eventos que se transforman en sesiones de fotografía. Como si la experiencia realmente cobrara valor cuando los otros pueden contemplarla. Como si la experiencia recién pudiera ser disfrutada después, con delay, proyectada en los ojos del otro que la observa desde la pantalla.
¿Vivir para facebook? ¿Vivir en facebook? ¿Sacar una foto para el recuerdo o sacarla para facebook? ¿Cuál es el límite entre vivir y posar?


Dice La Tota:
Un puñadito de turistas europeos. Pieles rosadas, pelo amarillo, enfundados todos en esa tela berreta que solo puede instalarse en el promedio idiota que cree que todavía se pueden vivir aventuras: polar e impermeable recubren los cuerpos, en general, grandes, en general, altos, todos diseñados según una anatomía que parece olvidada de las distinciones de género, de las siluetas de reloj de arena, de espaldas cuadradas y tangueras, de la líneas sutiles y disímiles.
A esta altura, yo vengo a ser Doña Disparate: tapado de pana de feria, gorro de lana en un gesto de bolche de Isidro Casanova. Me pavoneo con un bolso-valija que delata mi Página a medio leer y suspira a la vez aires de bohemia, misterio, aunque denuncia con más fuerza –sólo ante mí– la necesidad ineludible de acomodar, modificar, de una vez por todas mi look.
Engaño y me gusta, desconcierto y me entrego al juego loco de las proyecciones ajenas.
Apenitas empezado el recorrido, el sujeto local anuncia Ya pueden salir a sacar fotografías. Los neandertales del futuro huyen despavoridos, se olvidan de mí, de mi desajuste, de mi rareza, no pretenden que actúe como ellos, ni tampoco que irrumpa con una escena de novedad; sin más, deciden omitirme.
Nunca pude caber bien en estas situaciones: miro a mi alrededor buscando una brújula, esperando que alguien me diga qué tengo que hacer; contrariamente, deduzco en las actitudes de los otros lo esperable y actúo en consecuencia. Finalmente salgo del interior de la barcacita y comienzo a sacar fotos al paisaje. Es lindo sí, me dejo llevar, bien, lo disfruto; ah mirá qué linda esta para poner de fondo de pantalla; los lobos marinos, a ver, dame una actitud humanoide que te la festejo, bien, genial. Mis fotos serán las mejores. Y ahí nomás volvemos (vuelven y yo los sigo) al interior con un nuevo anuncio de la guía Vamos que hay cafecito para soportar el frío. Vuelvo a sentarme, vuelve la escena, vuelve la anomalía. Ahí nomás una rubiecita que relaciono con el inolvidable personaje de María, la novicia rebelde me pregunta Where are you from? De acá le digo ¿y vos? Ojo, la tipa educada, me responde pero se ve que justo en ese momento, casi instantáneamente, todo su interés se disipa. Responde un Suecia casi ineludible y se prepara para salir a una nueva sesión de fotos. Lo dice ya mirando hacia afuera, en un gesto automático, absolutamente desinteresado. Mis ojos de vaca en el matadero toman conciencia de la desilusión: no sirvo para estas ocasiones, no sirvo para hacer amigos, nunca podré estar en facebook sintiendo que lo vivo en todo su esplendor, coleccionando momentos, amigos y conocidos de diversos lugares, reviviendo encuentros, burlando el tiempo y el espacio. Los facebooks de ellos se transformarán en bitácoras de viaje. Subirán las fotos espectaculares de sus cámaras imposibles y se jactarán de sus porfiadas aventuras. Yo, yo ni siquiera seré una anécdota, ni un recuerdo, mucho menos una charla. No seré ni siquiera un contacto en facebook.

11 comentarios:

NICOPADO dijo...

Me huele a que tanto la Tota, como la Porota y THe Great Tot, todos tienen Facebook....

La Tota y la Porota y la crítica a la razón social dijo...

A ver, mi querido Nicopado, creímos que quedaba claro en las distintas intervenciones, pero si queiren ir a lo explícito, por qué no, a nosotros no nos molesta.
De verdad, de verdad, detrás de los personajes: the great tot y porota, claramente, no tienen facebook. Tota, en cambio, sí y su texto es una reflexión sobre su poco y casi nulo uso; su frustración, bah.

THE GREAT TOT dijo...

A quien corresponda (Nicopado, es para vos) comunico que ni yo -THE GREAT TOT- ni mi alter ego en el mundo "real" poseemos una cuenta en Facebook. Para clarificar más: soy varón (a pesar de lo que diga mi vecina, esa vieja de m...) y tengo 30 años, por ende...

Anónimo dijo...

Creo que la cuestión no radica en si Tota, Porota o Great Tot tienen o no Facebook, sino en la abertura a la reflexión que estos textos proponen.
Digo, se agradece en todo caso que se posibilite la crítica y la autocrítica, estemos o no dentro del mundo descrito y acordemos o no con lo dicho por los personajes.
Vehiculizan por tanto la posibilidad de que cada uno, desde donde esté parado, pueda permitirse la disociación respecto su lugar y preguntarse acerca de este fenómeno, independientemente de si sea o no partícipe, si lo acepte o lo rechace.
Genial.

Pisicl dijo...

Siempre me pregunto: quiénes serán estos personajes elocuentes, sagaces, que escriben escudados en la tota, la porota y the great tot . Esto de que oculten sus misteriosas personalidades es coherente con el planteo que hacen de facebook. Si lo pensamos, los blogs responden al mismo regodeo de contar intimidades que no tienen por qué interesarle a nadie. Los hay muy buenos, como este, sin dudas, pero en su gran mayoría se han convertido en anti-diarios íntimos... recuerdo que cuando uno era chico le daba vergüenza que otro leyera las estupidas confesiones de nuestro diario. No por la parte de las confesiones, sino por lo de estúpidas...Teníamos pudor, sentido de la vergüenza, ahora ni siquiera eso queda...

La Tota y la Porota y la crítica a la razón social dijo...

Claro, es COMO metadiscursivo infinitamente, ¿no Pisicl? Facebook, blog, comentario, bla bla bla
De ese se trata. Lo bueno es que es gratis. Mi vieja me compró un diario íntimo cuando tenía 9, ni antes ni después y nunca más. Yo quería el que venía con candadito posta y me compró uno berreta que se falseaba. Recuerdo al chico que me gustaba leyéndome con sorna lo que yo había escrito sobre él en mi diario. Ahí sí, qué vergüenza. Quizá la haya gastado toda ese día. Quizá.
La Tota.

sopalicuada dijo...

Si vamos al caso es como todo hay quienes lo usan para el pelotudeo cronico y otros que encuentran en facebook una herramienta realmente util para encontrar gente con intereses comunes. Particularmente me ayudo a enterarme de eventos que me interesaban y que de otra manera no hubiera interiorizado, gente a la que le preocupan los mismos temas que yo , eventos musicales de grupos independientes que encuentran en facebook un lugar de autopropaganda gratuita que de otra forma no se podria costear, en atistas que suben su expresion en pintura.
En lo que tiene que ver con mi carrera me facilita pasarle fotos de obras a mis compañeros de trabajos practicos que muchas veces un mail no te lo permite por el peso de archivos y demas. Sin contar poder ver las fotos de mi prima (bebe) que la veo dos veces al año. Me parece que es una manera de encontrarte con quienes te importa en esta sociedad cada vez mas desencontrada.
Mis amigos que no tienen camara de fotos me rompian las pelotas diciendome "che grabame un dvd con todas las fotos que no tengo un carajo" el tema de face me permite subir las fotos a un click de vagancia y que de ahi se menejen ellos.
Yo personalmente pruebo todas estas modas para "ver que onda" al tiempo las cierro porque me doy cuenta que no le doy el uso, algo muy parecido al facebook es el myspace.. este medio permitio que muchas bandas desconocidas que no tuvieran la posibildad de un sello discografico pudieran darse a conocer, algo que me gusta de internet estos dias es que antes solo escuchabamos la musica que nos decian que escuchemos en la tele, radio, boliches gracias a estas nuevas redes aprendi que no solo las discograficas encuentran nuevos talentos sino que yo tambien puedo hacerlo.
Me fui por las ramas por no decir a la mierda... para sintetizar todos buscamos medios de expresion ya sea por una foto, por un blog, por un myspace en forma de musica, por un video. Como sea no hay que meter a todos en un mismo frasco, todos tenemos mail y cuantos de esos usuarios son pedofilos, no por eso vamos a decir que todo hombre mayor de 30 que se abre una cuenta de messenger es un hijo de puta con intenciones de degenerar a un niño..
Me fui a la mierda otra vez o tengo un deja vu muy fuerte.
Bueno gente sigan escribiendo que les sienta bien. Mejor sigo en lo que estaba o hay cabezas que van a rodar y no es algo muy bonito

THE GREAT TOT dijo...

Estimado SOPALICUADA:

1. La idea es que los lectores dejen un comentario, no un texto más largo que los nuestros. Mamita! El testamento de mi nona tenía 3 renglones menos!

2. Los hombres mayores de 30 que sacan una cuenta de messenger, SÍ SON PEDÓFILOS HIJOS DE PUTA, sabelo.

Saludos.

NICOPADO dijo...

Tarea para el hogar para The Great Tot y la Porota: hacerse un Facebook.

sopalicuada dijo...

Era estudiar o escribir un comentario... y a cualquiera de las dos cosas le dedico mi tiempo.

No se si hay tantos pedofilos como hay pedofilos y pedofilas invertidas (traduccion: lolitas putas). No es una mentira lo respalda chiche

Misterio dijo...

No tendrían que venderle una computadora a cualquiera.